Antes de que existieran aplicaciones como iTunes o Spotify, ¿cómo escuchábamos música? Existió una era en la que teníamos que salir de casa para comprar música. A veces, incluso hacíamos cola fuera de la tienda de discos para asegurarnos de que íbamos a conseguir una copia. Era un tiempo en que los álbumes musicales se agotaban y no había forma de conseguirlos; esa época en la que la música no era un producto descargable.
Podemos recordar los días anteriores a que los CD se convirtieran en un producto básico, incluso antes que compráramos cassettes, cuando las paredes de nuestras casas estaban llenas de estantes repletos de discos de vinilo. ¿Quién hubiera pensado que años después podríamos disponer de la música más reciente sin salir de casa ni encender el televisor?
El consumo de música tiene una historia mucho mayor que la de las tiendas de discos clásicas. Tiene raíces prehistóricas que de alguna manera nos llevaron a una era en la que disfrutamos de múltiples opciones on-line y móviles para escuchar todo lo que queramos. La historia de cómo llegamos hasta aquí es fascinante.
Eventualmente, hubo un deseo de consumir música fuera de un lugar y poder escucharla sin que alguien más la interpretara frente a una audiencia.
Ahí es donde entra el inventor Thomas Edison con la crecación del fonógrafo. En poco tiempo los cilindros pregrabados (lo que conocemos como discos) se hacían más populares y su fabricación mejoraba, hasta que finalmente se hicieron en vinilo, formato que estuvo disponible después de la Segunda Guerra Mundial.
Alrededor de la década de 1890, se establecieron salones de fonógrafos donde los clientes podían pagar un centavo para escuchar una grabación.
Con el tiempo, la industria de grabación y transmisión encontró una manera de trabajar unidas; de lo contrario, hoy no podríamos escuchar música en la radio.
En la década de 1960, el medio de escucha continuó evolucionando y se ofrecieron más opciones, como el cassette compacto. Fue uno de los primeros formatos de escucha de música portátil. Pronto las cintas podrían reproducirse en los coches y en 1979 se presentó el primer reproductor portátil de cassette: el Walkman.
Luego de entre 20 y 30 años de desarrollo, los cassettes dejaron de ser el formato de consumo de música dominante, debido a la introducción del disco compacto, el CD. Un importante punto de inflexión tuvo lugar en 1981, cuando The Visitors de ABBA fue el primer álbum pop grabado en un CD. En la siguiente década, los CD fueron el formato principal de consumo de música.
Paralelamente, el vinilo nunca se extinguió y continúa siendo una posesión preciada para muchos coleccionistas.
Nos puede resultar difícil recordar un mundo sin la opción de obtener música de forma digital. Sin embargo, hay personas que todavía buscan la forma de descargarse sus propias canciones para tenerlas siempre disponibles en su teléfono, sin tener que depender de suscripciones a apps como Spotify, Deezer o iTunes y gracias a la multitud aplicaciones que existen para poder descargar música gratis.
Este avance alucinante de la música digital puede parecer aterrador; no obstante, nos acerca mucho más a algo en lo que todos estamos influenciados: la música. Y con un número cada vez mayor de formas de experimentar el audio en nuestras vidas, habrá más recuerdos posibles, gracias a una canción particularmente buena, antigua o nueva.
En cualquiera de los casos, seguimos escuchando música.